viernes, 2 de agosto de 2013

Compartiendo Memoria de la JMJ. Por Marcela Ovejero*

JMJ Denver 1993.

En estos días mucho se habla de la "Jornada Mundial de la Juventud", pero no muchos saben el porqué de éstas. Esto me lleva a hacer, también a mí un poco de historia y de memoria. Memoria agradecida que merece ser compartida.

Podemos dar como año de inicio 1975, si nos referimos a la clausura con la Marcha Internacional de la Reconciliación Cristiana, en donde el Papa Pablo VI había recorrido el camino de Francisco de Asís hacia Roma.

Pero, si hay un año que marca el comienzo de las JMJ es el Jubileo de 1983-1984, Año Santo de la Redención. En aquel Domingo de Ramos de 1984, más de 300.000 jóvenes participaron del Jubileo Internacional. En dicho encuentro el Papa Juan Pablo II también entrega a los jóvenes la Cruz de la Jornada Mundial. Con más o menos exactitud, todos coincidimos en esta!
JMJ Denver 1993


Algunos se preguntaran: ¿A quiénes les debemos estos magníficos encuentros? A dos grandes amigos, a Juan Pablo II y al Cardenal Eduardo Pironio.
Y así, de esta manera comienza esta hermosa peregrinación que año tras año, Jornada tras Jornada, se va abriendo camino al encuentro de los Jóvenes con el Papa.
Yo he emprendido esa peregrinación y me ha tocado hacerla desde distintos espacios. Como joven peregrina desde Denver 1993, a París 1997, a Roma 2000 y como miembro del Comité Organizador de la JMJ en Toronto 2002. Sí, todas durante el Papado de Juan Pablo II. ¡Una bendición haberlo conocido y acompañado! ¡Y sentirme acompañada por el!
En todas la JMJ lo que se vive es una experiencia conmovedora… mientras se participa de las catequesis, los festivales, el recibimiento al Santo Padre o la misa de Clausura.
La gran variedad de personas que llegaban a cada ciudad sede para celebrar las Jornadas, me ha enseñado, en cierto modo, que según su propio camino, cada uno va construyendo la fe y la misión de todos…donde todo se comparte.
Recuerdo por allá, en París, el Papa nos dio cita en Roma para el Jubileo del 2000, diciendo "vivir para ver" y soñamos con volverlo a ver, lleno de energía. Las expectativas fueron superadas. Nadie mejor que él sabía cómo encender los corazones cuando habla de Jesús.
Para nosotros los jóvenes fue muy bueno saber que en la cabeza de la Iglesia teníamos, en aquel tiempo, un Papa fuerte, tan enérgico, tan extraordinario en toda su sencillez. Juan Pablo II sabía infundir el amor de Padre, esa es la omnipotencia del verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. Poquitos años más tarde su cansancio ya empezaba a sentirse cada vez más.
JMJ Canadá 2002
He comprendido que algunos acontecimientos, en nuestro camino, no suceden por casualidad. Y así después de 9 años, tuve la posibilidad de formar parte del Comité Organizador de la JMJ en Toronto 2002, la última Jornada de Juan Pablo II.
La participación en este Comité ha sido para mí un reto y ha realizado en mí un cambio. Regresé a mi país con una nueva esperanza para la joven generación del nuevo milenio y con una mayor conciencia de que Cristo me llama a ser signo vivo de esa esperanza en el lugar que me corresponde.
Todas esas alegrías, las mías y las de todos los jóvenes presentes, iluminaban la ciudad, fueron y son un importante signo para el mundo entero. La Jornada Mundial de la Juventud es también la jornada mundial de la alegría, ahora me siento feliz con tan solo recordar.
Tenés la posibilidad de encontrarte con grupos de jóvenes por todas partes participando de esa invasión pacífica, multicolor y plurilingüe. Encontrarnos es un gran don, estar juntos supone una gran fuerza. Las cosas difíciles se van facilitando, todo parece posible.
Se te pone la piel de gallina al ver a todos esos chicos y chicas, y tantas banderas que ondean juntas.
Encontrarte y reencontrarte con jóvenes, de tu misma edad, de diversos lugares del mundo con distintas historias a las nuestras, no tiene precio. Escuchar aquellas historias en donde la opción del evangelio es una opción diaria de vida y llena de dignidad, contra la pobreza y contra la guerra, a favor del respeto de las diferencias y de la protección de la vida, es emocionante. Esa opción la hacen en las calles, no con declaraciones escritas. ¡Realidades de Iglesias tan distintas! ¡Realidades de mundo tan distintos!

Cruz JMJ Canadá 2002
Todavía hoy recuerdo al Papa haciéndonos un pedido, que vayamos a "ocupar" otras plazas y otras calles, aquellas de los mundos en que vivimos y que llevemos a los demás jóvenes la belleza de las palabras que hemos escuchado y la belleza de la fe que vivimos.
Ojo. Hay que ser claros: El valor de cada JMJ no consiste en el número de participantes, sino en la experiencia de transformación que la fe en Dios puede realizar en el perdón que hace florecer, en la alegría que es capaz de despertar en la misericordia que puede alimentar en la entrega y el servicio que sabe animar.
Desde mi primera JMJ, allá por el ‘93, me ha acompañado la sensación de recibir un don, mucho más de lo que, de acuerdo con mis propios límites, estaba dando. Y a pesar de que ha sido un verdadero compromiso, no siempre fue fácil, en sentido de lo más profundo de mi misma, una fuerza, que me domina, me sigue llenando de alegría e ilumina mi vida.
Hablé de una Cruz que nos fue regalada. Esa Cruz que cargué y entregué en Domingo de Ramos de 2003 y pude reencontrar en el 2010. Al orar a los pies de la cruz, he sentido que en la cruz todo se ha hecho realidad… el mundo sin barreras que hemos vivido en toda la historia de las JMJ, el mundo redimido.
Las JMJ han sido para mí una magnifica experiencia, una inmersión en una fe verdadera… todavía ahora cuando hablo de ellas con amigos y compañeros de camino siento una alegría enorme al repensar en todo lo que sentí al ver a tantos jóvenes, a ver a millones de jóvenes.
Hoy tengo la certeza. 26 años más tarde, Latinoamérica, continente de la Esperanza recibió a SS Francisco para vivir la XXVIII JMJ, en donde los jóvenes vivieron momentos inolvidables y tan maravillosos o más, que los míos.
JMJ Canadá 2002
Doy gracias a Dios por haberme dado la posibilidad de vivir esta aventura.

*La autora formó parte de la Coordinación de la Pastoral Nacional de Juventud Argentina y del equipo organizador de las JMJ Toronto 2002.

JMJ París 1997

JMJ Roma 2000

JMJ Roma 2003

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